Con paciencia infinita te estuve yo buscando
en los mares ignotos y hasta en el firmamento,
por desiertos y valles estuve caminando
escuchando el latido de un corazón contento.

En los mares ignotos luché contra tormentas,
grandes olas trataban de pronto que naufrague,
mil sirenas reían y nadaban contentas
pues querían que mi alma a tu vida no llegue.

En las noches las luces que hay en el firmamento
el sendero iluminan en forma titilante,
ni descanso, ni duermo, ni siquiera un momento
porque sé que me esperas con tu amor anhelante.

Los desiertos, testigos de todas mis andanzas
escondían oásis por todos los recodos
y tormentas de arena caían como lanzas
pero nunca evitaron mi amor de todos modos.

Y en el valle mis ojos vieron al paraíso
porque estabas ansiando que logre yo encontrarte;
me esperaste amorosa porque así Dios lo quizo:
que me esperes... te encuentre para nunca dejarte.
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Mariano Bequer.
Maracaibo, 18/09/06