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Si mis días de pálido cronista transitan en la feria pirata de este mundo

No olvides que yo, hurón en desvelo, tan sólo de mi pórtico alimento el rito

¡No arruines mis sueños! Me hiere tu halo sublimado. La falsa égida de tu mito.

Luna de cartón que en tu pozo brilla. Foso huero. Fulgor pútrido donde no me hundo.



Si tu frente se cree aljibe de sabiduría, y en horadar la roca de mi voz porfía

No omitas mi pena, pues pude, sin tú quererlo, calmar tu sed con mi agua de dulzura

¡No arruines mis sueños! No te vayas como el mimo, que por no cantar, murmura.

Fugaz nube que en tu vacuo dédalo se disipa. Falsa senda que yo nunca hice mía.



Si mis pasiones buscan su huida evitando extraños charcos de agua sucia

No me cites bajo el copioso aguacero de tu ácido, dale tregua a tu aire salobre

¡No arruines mis sueños! No me llames cómplice. Robín no hay en mi boca de cobre

Corazón lívido cuya sangre estaba ya bebida. Voraz fantasma. Nunca deseé tu argucia.



Si crees invadir mis puertos y aventuras con ese fatuo sentir de tu vida insegura

No me creas ansioso y rendido, ni en mis manos viajeras veas tu ganancia cotidiana.

¡No arruines mis sueños! No gusto del fuego de tus celos. Incita a tu avidez malsana.

Cilicio de odios que galantea en tu cadena. Hiel de cuervo. Nave no soy de tu amargura.

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