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- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2006-10-04 | [Acest text ar trebui citit în espanol] | Alguna vez, un unicornio blanco, más blanco que el blanco frío del polo, corría desesperado por el azul del bosque. Era perseguido por los temerarios cazadores de los cuernos largos, los cazadores de rinocerontes y afines; van tras él por su cuerno, como era de suponer. Los cuernos de ciertos seres son considerados, por gran parte del universo, como un potente afrodisíaco. Por esa misma causa, muchas civilizaciones se extinguieron, así también como gran variedad de razas de distintos tipos de animales. Los responsables fueron estos terribles cazadores, que casi no dejaron rinocerontes, minotauros, cornudos, diablos, unicornios y cornudas. Por eso dicen, que desde aquel entonces en el infierno ya nacen los diablos solamente pelados y con los rabos más cortos. También suelen comentar lo sabio de los Árabes y lo negligente de los antiguos Romanos. Cosas que se dicen nada más; pero ojo, que sigue habiendo cazadores furtivos sueltos por ahí.
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